sábado, 11 de agosto de 2007

Que cumpla muchos más

Tomado de:¨adelante.cu¨
Aunque conocemos de su modestia, de su apego a la prédica martiana de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, por gratitud estamos en el deber de recordar que este 13 de agosto Fidel Castro Ruz cumple 81 años. De la fecha no sólo estamos pendientes los cubanos, sino miles de personas en otras latitudes.
Después de la consternación que siguió a la Proclama del Comandante en Jefe, donde daba cuenta de la dolencia que aquejaba su salud, y que recibió como respuesta la unión más fuerte de todos los cubanos junto a Raúl, al resto de los dirigentes que asumieron sus responsabilidades de manera provisional y al Partido, todos hemos asistido con satisfacción y alegría a su progresiva recuperación.
Sin abandonar las que de hecho le son inherentes al frente de los destinos de la Patria, como ha dicho, Fidel encontró una fecunda trinchera más desde la cual combatir con sus Reflexiones, insertadas en una Batalla de Ideas de carácter universal, donde no hay tema, por escabroso y complejo que se presente, que no sea abordado por él con suficientes conocimientos y acuciosa agudeza política, y de manera didáctica e ilustrativa.
Desde sus primeras Reflexiones de denuncia y condena acerca de la siniestra idea de los gobiernos norteamericano y de la Unión Europea de convertir los alimentos en biocombustibles, con argumentos y razonamientos que ya se han visto confirmados con la merma en la disponibilidad de vitales granos como el maíz y otros cereales y el aumento inmediato de los precios, prohibitivos para las grandes masas de pobres, Fidel ha ido abordando los asuntos más relevantes en la creciente complejidad de este mundo.
Los agresivos planes de la Administración del presidente George W. Bush recibieron y reciben en su ya habitual columna en nuestra prensa las respuestas merecidas, con el colofón irrevocable de que “jamás tendrán a Cuba”.
La estrategia global del imperialismo norteamericano y sus sumisos socios de la Unión Europea, empeñados en la hegemonía absoluta en el mundo actual, con su política de cerco a Rusia y el mantenimiento de China en su colimador, así como sus aspiraciones de dominio petrolero a escala universal, y la inevitable derrota en Iraq, también han encontrado presencia en este consagrado columnista en el que se ha convertido el Comandante en Jefe, como lo demuestra la repercusión de sus artículos en los más disímiles medios de difusión, incluyendo las agencias cablegráficas, de variadas tendencias e intereses.
No han faltado los asuntos domésticos, los de casa, plasmados en la autocrítica de Cuba publicada hace unas semanas, donde fustigó las tendencias derrochadoras, las conductas antisociales, reclamó una cultura del ahorro y la eficiencia, y el fortalecimiento de valores como la honradez y la honestidad.
Como aficionado, y compartiendo la sensibilidad patriótica de nuestro pueblo, no escaparon a sus Reflexiones los recién concluidos Juegos Panamericanos, en las cuales plasmó no sólo sus alegrías y tensiones en las competiciones de nuestros atletas y sus actos de verdadera heroicidad, sino que le sirvieron para denunciar, una vez más, el robo de cerebros, y específicamente el robo de deportistas para que mediante fabulosas sumas compitan en el aberrado profesionalismo y defiendan otras banderas en las citas universales o locales.
De más está decir que disfrutamos, valoramos en toda su amplitud y profundidad, este nuevo “oficio” de nuestro Comandante en Jefe, que como él dice lo obliga a estudiar y adquirir nuevos y sólidos conocimientos en múltiples esferas, los que nos transmite de la manera más comprensible.
Plenamente conscientes del significado de arribar Fidel a su cumpleaños 81, los cubanos lo festejamos, sin fanfarria, pero con profundo cariño y reconocimiento a su dimensión de revolucionario, de estadista, con uno de los pensamientos más avanzados de estos tiempos, y a su extrema sensibilidad humana, para la que no hay dolor de hombre que le resulte ajeno.
Felicidades, Comandante en Jefe, y que cumpla muchos más. Nos alienta su presencia y su lucha por ese mundo mejor que usted vislumbra con toda claridad y precisión, y por el cual no cesa ni cesaremos nunca de combatir, porque tampoco lo haremos nosotros, que siempre estaremos junto a usted y a sus ideas.
¡Hasta la Victoria Siempre!

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