domingo, 5 de agosto de 2007

Boxeadores deportados de Brasil, nuevamente en Cuba

Tomado de: ¨abc.com¨
Los boxeadores cubanos de élite mundial Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara fueron deportados por Brasil tras expresar arrepentimiento y llegaron ayer a La Habana, donde según Fidel Castro no serán arrestados, luego de desertar de los Juegos Panamericanos. Es la primera vez que La Habana admite a deportistas que intentaron desertar.
Los púgiles “se han trasladado provisionalmente a una casa de visita donde tienen acceso sus familiares”, tal y como lo dispuso Fidel Castro, anunció la televisión local, en lo que constituye la primera vez que Cuba admite a deportistas desertores.En un artículo publicado ayer domingo, el convaleciente presidente cubano, que había acusado de “traición” a los dos boxeadores, dijo que se “les ofrecerán tareas decorosas y en favor del deporte de acuerdo con sus conocimientos y experiencia”, lo que supone que no volverán a subir al ring.“A estos ciudadanos no les esperan arrestos de ningún tipo ni mucho menos métodos como los que usa el Gobierno de Estados Unidos en (los centros de detención de) Abu Ghraib y Guantánamo, jamás utilizados en nuestro país”, dijo Castro, en su comentario publicado en el diario Juventud Rebelde.Rigondeaux, campeón olímpico de Sidney 2000 y Atenas 2004 en 54 kilos, y Lara, monarca mundial de los 69 kilos, abandonaron el 22 de julio la Villa Panamericana antes de competir en los Juegos de Río de Janeiro, y fueron hallados sin documentos el jueves por las autoridades brasileñas en una playa cerca de esa ciudad.Los púgiles declararon que habían cometido un error, que estaban arrepentidos y querían volver a Cuba, y fueron llevados a un hotel bajo custodia de la Policía Federal brasileña a la espera de los pasaportes, entregados luego por el consulado cubano.Para el convaleciente Fidel Castro, el caso indica “dónde el deporte y la política se mezclan, en busca de soluciones correctas y de principios, por encima de aficiones y amarguras”.Según analistas, la deportación de los boxeadores selló un caso que pudo haber enturbiado las relaciones entre los gobiernos de Brasil y Cuba.

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